6 comentarios en “Cain

  1. Memorias, memorias. Primera (y muy tímida) publicación en el Laberinto.
    Como dejar en una casilla de internet mi recuerdo, además, qué recuerdo. De todos los recuerdos escojo dejar aquí mi recuerdo de hermana, que también siempre se ha asombrado de la genialidad de su hermana en otros ámbitos. Agradezco aquí la genialidad de Cain que dió lugar a la vocación de Abel, a su búsqueda.

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  2. No puedo dejar escapar este recuerdo sin pensar en la idiosincracia colombiana, donde todo tiene que ver con la religión; es aquella que lleva a los mas chicos a pensar que somos culpables por lo que unas figuras de gran importancia para el catolicismo hicieron. Es como llevar una culpa y lidiar hasta el dia de nuestras muertes con los pecados del otro. Estos son los mensajes que aspectos socioculturales transmiten por generaciones y crean dentro del ser humano un sin sabor de sentir que has hecho algo mal,por el simple hecho de que un libro que guia unos cuantos lo señale.

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  3. Estudiante Christian Gutierrez

    Memorias y caminos es un encuentro con uno mismo, es mirarse en un espejo que refleja la esencia de lo que uno es, la raíz de donde uno brotó. Mirar para atrás es algo que nos hace falta, ahora solo nos interesa el que será, cuando lo mas importante es de donde venimos, conservar nuestra identidad se ha convertido en el reto actual, pues no podemos dejarnos quitar lo único que nos queda en esta sociedad globalizada y es nuestra propia naturaleza, nuestro yo, nuestro reflejo en el espejo que nos hace ser lo que somos.

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  4. No tengo total certeza de que el texto escrito aquí corresponda a un relato autobiográfico; sin embargo, considero que las narraciones con esas características poseen un valor literario muy grande pues pueden hacer que el lector se sienta identificado y disfrute aún más la lectura. En este caso, el título es muy sugestivo, y aunque puede ser símbolo de maldad, considero que en este contexto representa la parte oculta que todos tenemos, que no necesariamente es la negativa. Puede ser aquella parte de nosotros que nunca exploramos o dejamos florecer.

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  5. Culpable. Siento como me quema cada vez que veo a mi hermano. Caín envidiaba a su hermano. Yo nunca lo he envidiado, pero si lo he traicionado. Rencor, sentía rencor. Era solo un niño, a esa edad mi hermano necesita atención, pero ¿yo que hice? Le negué mi amor, rechace su cariño. Culpable, culpable, culpable. Una hipócrita. Recuerdo su rostro. Estábamos en el recreo jugando con el hijo del profesor de matemáticas, lo tenía agarrado del pecho dándole vueltas en el aire. Y lo vi. Mi hermano me miraba como jugaba con ese niño unos años menor a él. Nunca lo olvidaré, la culpa, la vergüenza. ¿Por qué le negaba mi cariño? Tal vez solo estaba imitando las malas decisiones de mi padre. No se justifica. Viviré con la culpa. Aspiraba ser un Abel, pero terminé siendo Caín.

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  6. Caín… ¿Quién puede no pensar en rivalidad y envidia cuando escucha esta palabra?
    Mi hermano mayor siempre fue, y aún lo es, una figura importante para mí. Sin embargo, no entiendo por qué desde pequeños, los padres, es más, todas las personas comienzan a establecer comparaciones entre los hermanos. Recuerdo muy bien que cuando era pequeño, yo comenzaba a sobresalir en todo lo que hacía: jugando fútbol (luego en el básquetbol), en la tuna del colegio, en el servicio social (yo era monaguillo en la parroquia del barrio), en lo académico… Mi hermano es cuatro años mayor que yo, pero a pesar de eso nunca destacó en nada. Todas las personas de nuestro entorno nos comparaban, incluso los maestros (ambos pasamos por los mismos colegios desde el jardín hasta la secundaria). Yo solo quería la aprobación de mi hermano, y esa era la razón por la que siempre escogí entrar a los mismos colegios donde estaba él. Pero era muy notable la envidia que me tenía mi hermano, siempre fue muy distante a pesar de que jugáramos juntos y todo. Era frío. Incluso mis abuelos me cuentan que mi hermano les decía que me dejaran abandonado. No era mi culpa. Yo solo quería pasar tiempo con mi hermano, pero él quería más atención. No me considero un Abel, un santo, el hijo ideal que siempre quisieron mis padres porque con los años esa imagen que tenían de mí cambió radicalmente. Pero es algo muy triste que mi hermano sí tenga tantas similitudes con la figura de Caín. Además, no soy el único. Cuántas hermandades han sufrido por culpa del modelo competitivo… Conozco muchas. En fin…

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